miércoles, noviembre 17, 2010

ABUNDANCIA

Al que tiene se le dará más

(fuente: http://cienciadelamente.org/inspiraciones/inspiraciones_2004/2004_01_25_AL_QUE_TIENE.htm phtography by http://acupofcoffe.deviantart.com/art/hug-me-89962179)

AL QUE TIENE SE LE DARÁ MÁS
Inspiración Semanal
Por Rebeka Piña

La Vida siempre está dando de Sí Misma. Debemos recibir, utilizar y ampliar el regalo.
-E. Holmes CM 659.1

Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene se le quitará aun lo que tiene. - Mateo 13:12

Es muy obvio que el pasaje bíblico citado, el gran Maestro se refiere a la consciencia de abundancia: el que ya tiene (una consciencia de abundancia) más se le dará. La consciencia de abundancia es aquella que da gustosamente, y recibe agradecidamente. Esto pone la Ley de Circulación en movimiento.

Tengo una amiga que no le gusta que la abracen. Eso la hace sentirse incómoda. Yo la amo y siempre estoy feliz de verla, así que es natural que quiera darle un abrazo cuando nos vemos. Pero noto que no se siente cómoda si lo hago, así que aunque me gustaría abrazarla me abstengo de hacerlo, porque no quiero que mi afecto sea motivo de su incomodidad.

Esta querida amiga ha batallado durante muchos años con desafíos económicos. Su vida está llena de pequeñas crisis: cuando no se le presenta un problema de salud, el auto necesita reparación, o el lavabo gotea y hay que llamar al plomero. Todas estas crisis agotan sus recursos financieros, emocionales y mentales.

También he notado que no le gusta recibir. Ella es extranjera, y una vez advertí que le gustaba un hermoso vestido chiapaneco que sólo me había puesto una vez y quise regalárselo, pero lo rechazó diciendo que me agradecía la intención pero que prefería vestidos cortos. A veces me pregunto si la causa mental de sus desafíos financieros tiene que ver con su rechazo a recibir su bien. Yo veo una conexión entre su falta de deseo de recibir abrazos y regalos y su aparente falta de abundancia.

Así pues, se ha vuelto mi maestra. Ahora me observo a mí misma y trato de ver cuándo y dónde soy incapaz de recibir. Me di cuenta que con frecuencia me ha sido más fácil dar que recibir. A veces no he sabido recibir graciosamente ni tan siquiera un cumplido. También me he pescado tratando de buscar formas de "corresponder" hasta el más pequeño de los regalos. Recibir con agradecimiento no implica que tengamos que corresponder, y menos de inmediato. Tampoco, dar amorosamente es dar esperando recibir algo a cambio.

Así que me di cuenta que con frecuencia demostraba más gratitud al dar que al recibir. Mi amiga me ha guiado a ver que cuando no estoy dispuesta a recibir, estoy bloqueando el flujo armonioso y natural de la vida. Vivimos en un Universo dadivoso. La naturaleza divina es dar y dar sin limitación. Y a quién da Dios, sino a Sí Mismo. Ahora, puedo ver que cuando doy, doy a Dios, y cuando recibo, recibo de Dios.

AFIRMACIÓN: AHORA DOY Y RECIBO EN FORMA ILIMITADA. DOY GRACIAS POR TODO, YA QUE TODO ES DIOS.


¿Dar sin recibir?

(fuente: http://www.librodearena.com/post/noviembre/dar-sin-recibir/27338/2068)

El post de Violette me ha hecho recordar muchas cosas. No cabían todas en un comentario, además lo quería compartir con todos vosotros. Hay una frase repetida hasta la saciedad que para mi ha pasado a ser un tópico: "El amor es dar sin recibir nada a cambio". Creí esa frase a pies juntillas durante casi toda mi vida. Es cierto que hay quien merece nuestro amor, nos pagará con una sonrisa y nosotros nos sentiremos inmensamente dichosos. Pero hay que diferenciar, no todo el mundo merece nuestro amor ni está dispuesto a devolvernos una sonrisa. Hay quien recibe amor y demanda cada vez más, sin importarle la persona que generosamente le ofrece ese gesto. Ya si hablamos de amor eros, hay ya todos mis esquemas se rompieron hace un tiempo para dejar paso a unos nuevos. No se puede dar sin recibir. Es imposible que una pareja funcione si solamente uno de ellos pone toda la carne en el asador. Eso no quiere decir que tengan que llegar a una separación, pero sí que uno de ellos llegará a ser infeliz con el paso del tiempo.
Recuerdo haberme sentido vacia. Llegó un momento de mi vida en el que miraba atrás y recordaba haber dado tanto amor: al que fue mi marido, a la persona que compartió dos años y medio de mi vida, a mis hijos, a mis padres... gente que se cruzó en mi camino. Estaba vacia, buscaba en mi interior y no quedaba nada, ¡NADA! La soledad era infinita. Sólo era una muñeca a merced del viento, pues ya no tenía fuerzas para amar, ni siquiera a mi. Entre tanto amor derramado me olvidé de lo más importante, de mi. Me costó mucho recuperar la autoestima perdida. Lo conseguí cuando comprendí una frase que constantemente me repetía mi terapeuta: " El bienestar está en el equilibrio, nadie es ni muy bueno ni muy malo, ni eres egoista porque piense en ti. La cuestión es equilibrar la balanza". Así que empece ha pensar más en mi y un poquito menos en los demás, a hacer balance de lo que había dado y me había sido devuelto. Estaba dispuesta a no caer otra vez en el mismo error, sólo daría lo que yo creyera justo para mantener el equilibrio. Aunque parezca mentira con mi cambio de actitud me fui volviendo a llenar, me fui mirando en el espejo con una sonrisa y a sentirme más completa. Además se produjo el milagro y me ha empezado a llegar mucho amor del que yo invertí hace mucho tiempo. Un amor a través de la red, tan fuerte que ha sido capaz de ocupar el lugar de mi soledad.
Sigo pensando igual, no estoy dispuesta a dar si no recibo esa sonrisa que llene mi corazón. No estoy dispuesta a quedarme vacia nuevamente.
Amor con amor se paga, esa es la nueva frase que aplico a mi vida.

martes, noviembre 16, 2010

Father... I think I’m in love with you

“Father, I’d like to speak to you. Can we go out to lunch?” asked the young married woman.
“I’m sorry. I don’t go out to lunch alone with women. Let’s talk in the office,” the priest replied.

“Okay.” So they found an office and sat down to speak.

“Father, this is difficult for me to say... I think I’m in love with you.”

After a moment of silence, the priest answered, “Well, that can happen. It’ll go away after awhile.”

“How can you treat this so lightly?” she complained.

“Well, I’ve been in love many times, before I entered the priesthood, and I’ve learned that it’s not the end of the world. The emotions go where they will. You can’t control that. If you don’t cultivate this feeling it’ll go away in six months.”

“Are you sure?” she asked.

“Trust me!” he promised.

Six months later the two were milling around in the school office, with teachers coming in and out. “You remember what you told me six months ago?” the young mother asked.

“Yes,” he answered, hoping she would not start elaborating right there...

(for an alternative ending, click here)